Nuestra trinchera 2.0

domingo, marzo 28, 2010

Al cesar lo del Cesar
*Por Daniel Manouchehri


El Presidente Piñera le hace un flaco favor a la democracia con el nombramiento del ex general del ejército Oscar Izurieta en la subsecretaria de defensa. Debilita la independencia política de las Fuerzas Armadas y produce un detrimento a la subordinación de los militares al el poder político. Se debe legislar al respecto para que situaciones como estas no se repitan.


Si bien es cierto, Izurieta ostenta la calidad de “ex”, al igual que cualquier miembro en retiro del alto mando del ejército, él sigue ocupando un altísimo rango dentro de las FFAA, y a la vez es reconocido como parte de la institución por sus miembros. Intentar argumentar que ya no se encuentra detentando el cargo y que es un ciudadano más seria a lo menos equivocado o impreciso. El no es un ciudadano más. Claramente para las fuerzas armadas, cuyos miembros son formados bajo la doctrina de la jerarquía y la disciplina, Izurieta no es un ciudadano ordinario.


La independencia política de las FFAA es un pilar fundamental de cualquier democracia. Las FFAA deben ser de todos los chilenos y no identificarse con ningún color político. El hecho de que un general recién saliendo de su mandato, asuma como subsecretario, hace inevitablemente pensar que esas FFAA armadas podrían tener una preferencia ideológica y que nuevamente estarían tomando posición dentro de la tabla del ajedrez político.


Le hace mal a nuestra democracia que militares entren en la arena política. Las experiencias de nuestra historia y la mundial, nos dice que lo mejor es que las FFAA se abstengan de participar en política, sea en la izquierda, la derecha o el centro. Al cesar lo del Cesar.


En las democracias la soberanía reside en el pueblo. Es este quien elije a sus gobernantes para que estos detenten el poder político. Las FFAA son instituciones al servicio del pueblo, y deben actuar bajo los lineamientos políticos de los gobernantes. La subordinación del poder militar al poder político es esencial, más aun con nuestra historia reciente, donde la actuación de las FFAA en política estuvo más bien asociada a un periodo oscuro, de penumbra y sangre que a uno de desarrollo, paz y alegria. El transformar a los generales en potenciales políticos, debilita la frontera entre el rol político y el rol del ejercito, mezclando ambos espacios, inclusive siendo posible llegar a generar una tentación para violar la subordinación. Esto podría despertar el apetito político de algunos generales.

Se hace muy importante legislar al respecto. La ley debería impedir que quienes vienen saliendo del alto mando del ejército, puedan de manera inmediata entrar a ocupar cargos políticos, o postular a alguna elección. Nuestra legislación debería contemplar un periodo mas menos extenso para evitar que los altos mandos de las FFAA sean tentadas de uno u otro bando. No seria bueno tener a generales en ejercicio haciendo gestión pensando que en unos meses más cuando pasen a retiro, podrán por ejemplo, ser candidatos a ocupar escaños en el parlamento. Si los ministros, que tienen un rol y un color político claro, necesitan renunciar a lo menos un año antes para ser candidatos a algo, debería existir un plazo de no menos de 4 años para que un ex miembro del alto mando opte a cargos políticos, aunque lo optimo en nuestra legislación, seria impedirlo de manera permanente.

Las fuerzas Armadas deben jugar un rol republicano. Hoy más que nunca se hace necesario rayar la cancha entre los que son entrenados para la guerra y los que aspiran a representar al pueblo. Cada loco con su tema.

Daniel Manouchehri Lobos, ex candidato a diputado. Dirigente partido Socialista de Chile. www.twitter.com/dmanoucheri