Hasta siempre Benedetti (O relato personal de encuentro con el maestro)
Hay ciertas cosas que no se borran de la memoria y que de alguna manera uno sabe que son de esas historias que podrá contar a sus nietos. Haber conocido a Mario Benedetti se acerca a eso.
Recuerdo como si hubiera sido ayer. Era el cambio de mando del presidente Tabaré Vázquez, el primer hombre de izquierda en llegar a dirigir los destinos del Uruguay. Me encontraba afuera del palacio de gobierno conversando con la entonces candidata y actual presidenta de Chile Michelle Bachelet, cuando vi que a mi lado estaba el gran Benedetti.
Debo confesarlo, sentí una tremenda emoción. Junto con unos compañeros fuimos a saludarlo. Sus ojos mostraban el cansancio de una vida difícil, de lucha y consecuencia, pero una mirada cargada de una tremenda tranquilidad, una vigorosa parsimonia casi contagiosa, que denotaban que efectivamente era aquel maestro que con sus palabras desnudaba la magia de las cosas sencillas.
Le pedí al entonces presidente de la JS, que nos sacara una foto, y le pregunté a Benedetti si no había inconveniente en ello, a lo cual accedió muy gentilmente. Mientras conversaba con él, no pude evitar pensar en los cientos de miles de personas que alguna vez intentaron conquistar algún amor con sus poemas, o aquellos que en momentos de desilusión alimentaron el alma con sus líneas, o los tantos que sintieron que sus causas revolucionarias eran mágicas cuando leían alguno de sus versos. Pensé en los millones que quizás encontraron refugio a la soledad en sus palabras y en que posiblemente, como sucede hoy, más de algo que él había escrito interpretaría mis sentimientos.
Un tanto nervioso, le comenté que desde pequeño era un admirador suyo, y que me hubiera encantado tener ahí en ese momento uno de sus libros para que me lo autografiara. Me dijo “para la próxima oportunidad”. Yo solo asentí con la cabeza, teniendo claro que nunca más lo vería. Pero algo tenía claro, había estado con un grande, que como todo maestro, por su legado, algún día seria inmortal.
Hasta siempre Benedetti, tu magia vivirá eternamente,
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UTOPIA
(M. Benedetti)
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UTOPIA
(M. Benedetti)
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer / dijo el fulano
cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.
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TACTICA Y ESTRATEGIA
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos
no haya telón ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites
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